sábado, 7 de abril de 2012

Tren y Subte



Para llegar a Capital tomamos el tren ex línea Belgrano desde Villa Adelina hasta Retiro. Llegamos en 40 minutos y luego tomamos el subte línea C hasta Av. de Mayo y 9 de Julio. De ahí camiamos tres cuadras por las calles de Buenos Aires y llegamos a nuestro primer destino: Cafe Tortoni.

Cafe Tortoni



Fundado en 1858 es el café más antiguo del país y de más de rica historia. Frecuentado en todas sus épocas por intelectuales, políticos y artistas.

El Tortoni fue fundado en 1858 por un francés de apellido Touan, quien lo bautizó con el mismo nombre de un célebre café de París. Hallábase entonces en la esquina de Rivadavia y Esmeralda, de donde se trasladó algunos años después al número 826 de Rivadavia. En el predio de origen se instalaría posteriormente la Confitería del Gas. En “Tradiciones y recuerdos de Buenos Aires”, Manuel Bilbao menciona el Tortoni como uno de los “cafés más nombrados del siglo pasado”. Al abrirse la Avenida de Mayo, el local, cuyo ingreso se hacía sólo por la calle Rivadavia, tuvo también entrada por la Avenida –en el numero 829-, que es su acceso principal, lo que acrecentó importancia. El dueño era ya otro francés, Pedro Curuchet, simpático personaje con barba en forma de perilla y casquete de seda negra (como Anatole France) de quien Tomás Allende Iragorri y Ricardo M. Llanes dejaron dos retratos igualmente encariñados y vívidos. Gracias a Curuchet pudo funcionar durante más de tres lustros –de 1926 a 1943- la famosa “Peña”del Tortoni.
Antonio Requemi



Al llegar al Tortoni vimos un gran grupo de turistas en la entrada. Nos acercamos y hablamos con el señor de la puerta. Él, muy amable, se ofreció a contar parte de la historia de este gran café. Luego nos invitó a pasar para que tomemos las fotografías que queramos. Adentro hablamos con el encargado, quien amplió la historia que ya habíamos escuchado. Nos sacamos una foto junto a la escultura que recrea a tres de los personajes ilustres que frecuentaban el café: Jorge Luis Borges, Carlos Gardel y Alfonsina Storni.






Recibimos de la mano del portero dos folletos; uno de ellos en varios idiomas, para el público turista, el otro, en español, cuenta un poco de la historia del café y deja algunas fotos y notas de los personajes más importantes que han pasado por el Tortoni.




Café Tortoni, el de la larga historia, ha merecido un tango firmado por Eladia Blázquez y Héctor Negro, titulado Viejo Café Tortoni. La partitura data del año 1981. En un fragmento de su letra dice: "Tortoni de ahora, te habita aquel tiempo. /Historia que vive en tu muda pared. /Y un eco cercano de voces que fueron, / se acoda en las mesas, cordial habitué".

Estos versos describen con exactitud la sensación que uno tiene al entrar al café. Las mesas y las sillas ubican a uno de manera inmediata en otra época y sus paredes, llenas de cuadros y retratos, cuentan una larga historia de vida.








Historia del Café Tortoni

El café Tortoni fue fundado por el francés Touan en el año 1858. Él se inspiro en Giuseppe Tortoni, italiano que vendía gassatas sicilianas con su carrito en Francia, donde todo era una novedad, ya que no existían. Más tarde Tortoni herada un café ubicado en el Boulevard de los Italianos en París, el cual resultó ser muy exitoso, debido a la venta de gassatas. Touan toma la idea de Giuseppe Tortoni que tuvo tanta popularidad y funda el Café Tortoni con su apellido en Buenos Aires que comenzó funcionando como heladería y café.







Empleados del Café Tortoni, afirman que Touan le quiere dar a su café el mismo perfil que tenía el café fundado por Giuseppe Tortoni en París. Allí se juntaban aristas de distintos géneros del arte: pintores, poetas, escritores y más. Hoy podemos afirmar que a través de los años se logra el cometido, a través de La Peña y de los habitúes que allí asistieron.
En el Café Tortoni se juntaron artistas de renombre como Carlos Gardel, Ben Molar, Carlos Cañas, Carlos Mastronardi, Alberto Mosquera Montaña, Jorge Luis Borges, Carlos de la Cárcova, Julián Centeya, Alfonsina Storni, Quinquela Martín, Juan de Dios Filiberto, Baldonero Fernández Moreno, Julio De Caro y Gonzalez Tuñon.
Otros personajes que han visitado el café a través de los años son Hilary Clinton, Rey Juan Carlos de Borbón, Robert Duval, Juan Manuel Serrat, Atahualpa Yupanqui, Ernesto Sábato, Gabriela Sabatini y Bruno Gelber. Históricamente, el Tortoni se caracterizó por darle lugar a todos, no hacía distinción por religión, partido político o ideologías. Hoy en día se convirtió en lugar turístico, al cual todo extranjero que viaja a la Argentina pasa a tomar un café.


La Peña

En el café se estableció "La Peña" en 1926, que era liderada por Benito Quinquela Martín. El objetivo era fomentar la protección de las artes y las letras.
En sus principios, comenzaron reuniéndose en las mesas del Tortoni, pero luego, al no poseer espacio suficiente, Curuchet ofreció la bodega de vinos para que se pudieran reunir con más comodidad. Estos realizaron tareas de difusión cultural mediante conciertos, recitales y conferencias. Entre los asistentes se encontraban Alfonsina Storni y Baldomero Fernández Moreno.
En el escenario de La Peña se realizan hoy en día shows de tango, presentaciones de libros, exhibiciones de cuadros, y de esta forma se le sigue dando lugar a la cultura. Históricamente, Carlos Gardel hizo una presentación en homenaje a Luigi Pirandello -reconocido dramaturgo, novelista y escritor de relatos cortos italianos- en la bodega, donde actuaron varias personalidades más, pero el cantante fue el más aplaudido.






Alfonsina Storni jugo un importante papel para el Café Tortoni. Pianista, poetiza y escritora argentina, nacida en Mar del Plata en el año 1892, fue una mujer progresista, de mucho coraje y decidida, ya que fue la primer mujer que ingresó al café. Él no tenía el ingreso prohibido a mujeres, pero a los hombres que allí asistían no les agradaba que se le permita el ingreso a las mismas.
En 1930, con la entrada de Storni, poco a poco comenzaron a asistir mujeres al café y con el tiempo se creó un sector femenino y se construye el baño para damas. 
Alfonsina Storni quería integrar La Peña creada por Quinquela Martín, pero al principio no la aceptaban; luego logró entrar, y con ella otras mujeres más. La causa era que Storni era mal vista, ya que había tenido un hijo siendo madre soltera, pero a pesar de eso, ella había decidido darlo a conocer a la prensa.








Comidas típicas

  • Chocolate con churros
  • Leche merengada
  • Sidra de barril





 


Café de los Angelitos





Este mítico café inaugurado en 1892 con el nombre de "Bar de Rivadavia" por el italiano Bautisto Fazio, se convirtió en punto de reunión de músicos, poetas y payaditos con quienes compartían a fines del siglo XX, mesas con balandras y estafadores. Se decía que en aquel café, "se juntaba lo peor de Buenos Aires". Con instalaciones precarias y piso de tierra, el lugar fue escenario de los duelos verbales de los payadores, Gabino Ezeiza, Higuito Cazón y Jose Betinitti. Cuenta la leyenda que, a estos últimos, el comisario del barrio los llamaba irónicamente "angelitos". Tanta popularidad fue ganando ese dicho que, años después, en 1920, el lugar se rebautizó definitivamente con su nombreactual. Al mismo tiempo, el café comprado por el español Angel Salgueiro, y refaccionado, decorándolo con angelitos de yeso. Ubicado muy cerca del antiguo Mercado Spinetto, el café se convirtió pronto en un refugio de tangueros. Carlos Gardel y Jose Razzano, Florencio Parravicini y Elias Alippi, Juan B. Justo y Alfredo Palacios fueron algunos de los que gastaron horas en sus mesas. Tal fue así, la presencia de Carlos Gardel en el café, que se decía que uno de los tantos domicilios de aquel cantante de tango era "Rivadavia y Rincón", donde se encuentra el Café de los Angelitos.
El café cerró en 1992 y se conformó la Asociación de Amigos del Café de los Angelitos, que desde entonces organiza, todos los miércoles, una sesión de baile de tango en la vereda de Rivadavia y Rincón. En la época del Proceso, hubo secuestros en el mismo café, causa por la cual hoy en día hay una placa en la entrada del mismo, en conmemoración de aquellas personas.  




 




Las Violetas



En el alejado barrio de Almagro, zona de quintas allá por 1880, abrió sus puertas un solar que poseía inequívocas señales de refinada distinción.
El revuelo no fue menor…Elegantes carruajes con curiosos aristócratas llegaban hasta las puertas del suntuoso y flamante local.
Cuenta la historia que el mismo Carlos Pellegrini, de rigurosa galera, capa y bastón, asistió gustoso a la inauguración.
Así, el 21 de septiembre de 1884, nacía en la Ciudad de Buenos Aires la Confitería “Las Violetas”.


El Café "Las Violetas" se encuentra situado en Medrano y Rivadavia, en la ciudad de Buenos Aires. Las Violetas abrió en 1884, en una alejada zona de quintas. Aunque la esquina de Medrano y Rivadavia está a sólo 4 Km. de la Plaza de Mayo, era un lugar lejano en ese entonces. Las familias Felman y Rodríguez Ancal se dieron al desafío de inaugurar allí una confitería, con doradas arañas y mármoles italianos. El día de la inauguración, un 21 de Septiembre de 1884, estuvo presente el ministro Carlos Pellegrini, futuro presidente del país. Sus mesas fueron lugar de encuentro de artistas y escritores entre ellos Roberto Arlt y políticos de la época. El jockey Irineo Leguisamo, habitué del lugar, se ganó un postre especialmente hecho para él, que hoy se sigue preparando y lleva su nombre como homenaje.

Pero es alrededor de la década de 1920 cuando se construyó el actual edificio. Con sus vidrieras y puertas de vidrios curvos, sus vitrales franceses y sus pisos de mármol italiano. Los vitrales restaurados fueron concebidos para adornar y alegrar el ambiente grato de un café de aquellos tiempos, donde la gente iba a pasar momentos de esparcimiento en un ámbito selecto. En 1998, después de décadas de esplendor, un café decadente cerró sus puertas. Los vecinos lograron enseguida que la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires declarara al café Las Violetas como “Lugar histórico de la Ciudad”, Sitio de Interés Cultural. Y siguieron reclamando la reapertura. En 2001, un grupo de empresarios creyó que la reapertura de un local tan bello y tan querido sería negocio, y tuvo razón. A fines de ese año y después de meses de restauración, Las Violetas reapareció casi igual a como pervivía en los recuerdos, pero mejor, más lindo, impecable. Ahí están sus mismos vitrales art nouveau, sus arañas y caireles de cristal, su delicada boisserie en caoba, sus columnas de mármol y su fachada tal cual a la original.




El enorme salón se divide en tres sectores: la confitería, el café y el restaurante. Como lo viene siendo ya desde hace años, la gente concurre a "Las Violetas", especialmente para saborear los exóticos y tradicionales tés, acompañados por sus exquisitos y reconocidos platos que combinan, tanto el sabor como el aroma de deliciosas meriendas dulces y saladas.
Dos platos tradicionales e infaltables  de este café son "María Cala" y la "María Cala Victoriano".