En el alejado barrio de Almagro, zona de quintas allá por
1880, abrió sus puertas un solar que poseía inequívocas señales de refinada
distinción.
El revuelo no fue menor…Elegantes carruajes con curiosos
aristócratas llegaban hasta las puertas del suntuoso y flamante local.
Cuenta la historia que el mismo Carlos Pellegrini, de
rigurosa galera, capa y bastón, asistió gustoso a la inauguración.
Así, el 21 de septiembre de 1884, nacía en la Ciudad de
Buenos Aires la Confitería “Las Violetas”.
El Café "Las Violetas" se encuentra
situado en Medrano y Rivadavia, en la ciudad de Buenos Aires. Las Violetas abrió
en 1884, en una alejada zona de quintas. Aunque
la esquina de Medrano y Rivadavia está a sólo 4 Km. de la Plaza de Mayo, era un
lugar lejano en ese entonces. Las familias
Felman y Rodríguez Ancal se dieron al desafío de inaugurar allí una confitería,
con doradas arañas y mármoles italianos. El día de la inauguración, un 21 de
Septiembre de 1884, estuvo presente el ministro Carlos Pellegrini, futuro
presidente del país. Sus mesas fueron lugar de encuentro de artistas y
escritores entre ellos Roberto Arlt y políticos de la época. El jockey Irineo
Leguisamo, habitué del lugar, se ganó un postre especialmente hecho para él,
que hoy se sigue preparando y lleva su nombre como homenaje.
Pero
es alrededor de la década de 1920 cuando se construyó el actual edificio. Con
sus vidrieras y puertas de vidrios curvos, sus vitrales franceses y sus pisos
de mármol italiano. Los vitrales restaurados fueron concebidos para adornar y
alegrar el ambiente grato de un café de aquellos tiempos, donde la gente iba a
pasar momentos de esparcimiento en un ámbito selecto. En 1998, después de
décadas de esplendor, un café decadente cerró sus puertas. Los vecinos lograron
enseguida que la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires declarara al café Las
Violetas como “Lugar histórico de la Ciudad”, Sitio de Interés Cultural. Y
siguieron reclamando la reapertura. En 2001, un grupo de empresarios creyó que
la reapertura de un local tan bello y tan querido sería negocio, y tuvo razón.
A fines de ese año y después de meses de restauración, Las Violetas reapareció
casi igual a como pervivía en los recuerdos, pero mejor, más lindo, impecable.
Ahí están sus mismos vitrales art nouveau, sus arañas y caireles de cristal, su
delicada boisserie en caoba, sus columnas de mármol y su fachada tal cual a la
original.
El enorme salón se divide en tres sectores: la confitería, el café y el restaurante. Como lo viene siendo ya desde hace años, la gente concurre a "Las Violetas", especialmente para saborear los exóticos y tradicionales tés, acompañados por sus exquisitos y reconocidos platos que combinan, tanto el sabor como el aroma de deliciosas meriendas dulces y saladas.
Dos platos tradicionales e infaltables de este café son "María Cala" y la "María Cala Victoriano".
El enorme salón se divide en tres sectores: la confitería, el café y el restaurante. Como lo viene siendo ya desde hace años, la gente concurre a "Las Violetas", especialmente para saborear los exóticos y tradicionales tés, acompañados por sus exquisitos y reconocidos platos que combinan, tanto el sabor como el aroma de deliciosas meriendas dulces y saladas.
Dos platos tradicionales e infaltables de este café son "María Cala" y la "María Cala Victoriano".
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