sábado, 7 de abril de 2012

Las Violetas



En el alejado barrio de Almagro, zona de quintas allá por 1880, abrió sus puertas un solar que poseía inequívocas señales de refinada distinción.
El revuelo no fue menor…Elegantes carruajes con curiosos aristócratas llegaban hasta las puertas del suntuoso y flamante local.
Cuenta la historia que el mismo Carlos Pellegrini, de rigurosa galera, capa y bastón, asistió gustoso a la inauguración.
Así, el 21 de septiembre de 1884, nacía en la Ciudad de Buenos Aires la Confitería “Las Violetas”.


El Café "Las Violetas" se encuentra situado en Medrano y Rivadavia, en la ciudad de Buenos Aires. Las Violetas abrió en 1884, en una alejada zona de quintas. Aunque la esquina de Medrano y Rivadavia está a sólo 4 Km. de la Plaza de Mayo, era un lugar lejano en ese entonces. Las familias Felman y Rodríguez Ancal se dieron al desafío de inaugurar allí una confitería, con doradas arañas y mármoles italianos. El día de la inauguración, un 21 de Septiembre de 1884, estuvo presente el ministro Carlos Pellegrini, futuro presidente del país. Sus mesas fueron lugar de encuentro de artistas y escritores entre ellos Roberto Arlt y políticos de la época. El jockey Irineo Leguisamo, habitué del lugar, se ganó un postre especialmente hecho para él, que hoy se sigue preparando y lleva su nombre como homenaje.

Pero es alrededor de la década de 1920 cuando se construyó el actual edificio. Con sus vidrieras y puertas de vidrios curvos, sus vitrales franceses y sus pisos de mármol italiano. Los vitrales restaurados fueron concebidos para adornar y alegrar el ambiente grato de un café de aquellos tiempos, donde la gente iba a pasar momentos de esparcimiento en un ámbito selecto. En 1998, después de décadas de esplendor, un café decadente cerró sus puertas. Los vecinos lograron enseguida que la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires declarara al café Las Violetas como “Lugar histórico de la Ciudad”, Sitio de Interés Cultural. Y siguieron reclamando la reapertura. En 2001, un grupo de empresarios creyó que la reapertura de un local tan bello y tan querido sería negocio, y tuvo razón. A fines de ese año y después de meses de restauración, Las Violetas reapareció casi igual a como pervivía en los recuerdos, pero mejor, más lindo, impecable. Ahí están sus mismos vitrales art nouveau, sus arañas y caireles de cristal, su delicada boisserie en caoba, sus columnas de mármol y su fachada tal cual a la original.




El enorme salón se divide en tres sectores: la confitería, el café y el restaurante. Como lo viene siendo ya desde hace años, la gente concurre a "Las Violetas", especialmente para saborear los exóticos y tradicionales tés, acompañados por sus exquisitos y reconocidos platos que combinan, tanto el sabor como el aroma de deliciosas meriendas dulces y saladas.
Dos platos tradicionales e infaltables  de este café son "María Cala" y la "María Cala Victoriano".


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